El periodismo son las historias

Por Diana Agustina Fernández
ETER festejó el Día del Periodista con la inauguración del aula Maestros del Oficio y contó con la presencia de un invitado de lujo, columnista del diario La Nación -y de ahora en más parte del aula-, Ezequiel Fernández Moores, junto con el director de la Escuela, Eduardo Aliverti.

Los estudiantes de 1er año de Periodismo entraron a cursar Técnica Periodística como cada miércoles a la noche pero en las paredes ahora tenían en quienes inspirarse: Referentes, ideales, maestros del oficio que construyeron un lugar hacia donde mirar, hacia donde buscar, hacia donde caminar.

Rodolfo Walsh, Osvaldo Soriano, Rogelio García Lupo, Martín Caparrós, Dante Panzeri, Stella Calloni, Ulises Barrera y el invitado Ezequiel Fernández Moores acompañarán desde ahora a todos quienes transiten la escuela. “Es tener la imagen de lo que debe ser, una guía delante de los ojos”, dijo Aliverti al inaugurar el aula.

El oficio del periodista no suele ser fácil. Pero Moores le dio a los estudiantes algunos tips para contar una buena historia: “No sólo hay que conseguir la dirección de quien buscamos sino también haber visto documentales y leído libros sobre la persona, hacer un trabajo de investigación previo, y después ir al territorio para ser testigos, que es algo que los periodistas tenemos el privilegio de ser”. También recomendó acercarse lo más posible, desde todos los bandos, hablar con la gente, buscar archivo. Y después, a la hora de escribir, alejarse. De esta manera, “se cuenta de un modo más despojado y libre”.


Aliverti le preguntó, entre risas, cómo podía en estos tiempos modernos trabajar sin tener un celular, un aparato que hoy en día pareciera ser “una extensión de nuestro cuerpo”. El invitado respondió con el mejor ejemplo: “Una de las historias que más amo la hice con un papel y un lápiz. No tenía celular, ni grabadora. No tenía nada. El periodismo son las historias, las herramientas son secundarias”. Aunque no terminó la frase sin antes aclarar: “Lo que sí tenía era toda una investigación previa”.

Moores se despidió también agradeciendo a sus maestros y recordó algunas viejas enseñanzas que marcaron su profesión: “Nosotros hablamos en el micrófono, escribimos notas y el cuerpo lo pone otro. Y muy fácilmente los juzgamos y muchas veces terminamos diciendo las barbaridades que decimos. Gay Talese me enseñó a admirar y respetar a los tipos que ponen el cuerpo y que además son quienes me ayudan a mí a escribir”.

Diana Agustina Fernández