Mentira que los imprescindibles no existen

Por Eduardo Aliverti
La muerte de Claudia Rosa, bien destacada por estas horas como una de las semiólogas más importantes del país, toca profundo, muy profundo, a lo que es el proyecto ETER casi desde sus inicios. Fue nuestra rectora en Paraná porque se permitió el desafío, quizá infrecuente en el mundo académico comunicacional, de que pudiese articularse el bagaje teórico con la práctica profesionalizante. Era una máquina de trabajar en ese sentido. Tenía una honestidad personal e intelectual a prueba de todo obstáculo. Su compromiso pedagógico y afectivo con el alumnado fue de los más emocionantes que yo recuerde.
Horrible noticia, pero no puedo dejar de caer en el lugar común de que queda su obra enorme porque era mucho más que una docente extraordinaria. Léanla. Aprovecharla es un placer, les aseguro.
Entre todas las buenas cosas que puedan significar a ETER, figura en lugar esencial el orgullo de que Claudia Rosa haya sido parte.

Eduardo Aliverti