Una visita a la memoria

Por Sofía Selasco | @sofiselasco
El predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) recibió la visita de un grupo de estudiantes de primer año de la carrera de Periodismo, en el marco de la materia Historia Argentina. La visita contempló la recorrida de varias de las instalaciones y sirvió para conocer uno de los capítulos más nefastos de una historia que es de todos.



Una amplia entrada con puerta de rejas negras oficia de lugar de encuentro para un grupo de jóvenes que se reúne para conocer un poco más sobre el pasado de la Argentina. Aunque todos saben lo que pasó en ese predio, todavía falta para que logren dimensionar el horror que encierran esas 17 hectáreas ubicadas en el barrio porteño de Núñez. La ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) es conocida desde el 2004 como el Espacio de la Memoria y alberga un museo que hace imposible olvidar lo ocurrido durante la última dictadura cívico militar entre los años 1976 y 1983.



La visita comienza de la mano de Juan, un guía del lugar que lleva a los estudiantes a uno de los edificios que están al frente, de cara a Avenida del Libertador, y en donde supieron estar las aulas de los estudiantes de aquella escuela. Luego de una breve contextualización política y social de la época, Juan explica que la ESMA contuvo uno de los 750 centros clandestinos de detención que existieron en Argentina durante la última dictadura. En aquel lugar convivieron estudiantes y represores. Se estima que allí transitaron alrededor de 5000 detenidos, de los cuales sobrevivieron entre 200 y 250. “Les pedimos por favor que eviten tocar las paredes ya que todos los edificios se encuentran preservados y continúan siendo pruebas judiciales”, pide a los presentes.





Esa última aclaración se repetiría durante toda la visita y tendría especial importancia en la Plaza de Armas, el patio ubicado en medio de las ex residencias de alumnos. Hace dos años se encontró allí evidencia de un helipuerto que sirvió a los militares para el transporte de detenidos.
Hoy ese espacio permanece vallado y protegido. A pocos metros de ese gran cuadrado de cemento se encuentran los ex talleres que sirvieron para acondicionar los autos usados en los operativos de secuestros. Junto a ellos, están los restos de viejos surtidores de combustible YPF que ayudan a los alumnos a comprender el destino de los recursos estatales. “Debemos entender que aquel proceso tuvo un proyecto de país que buscó borrar las características esenciales de la militancia política”, reflexiona Juan. “Los militares tenían bien en claro que sus objetivos tenían, por un lado, la característica de exterminar a una parte de la sociedad, pero por el otro lado venían a transformar al estado nacional, en el plano de lo cultural, político, en el plano de lo social y de lo económico”, afirma.



El punto central de la visita es la recorrida por el Casino de Oficiales. El edificio que funcionaba como lugar de esparcimiento para los militares de mayor rango, era a su vez el lugar en el cual se llevaron a cabo las torturas y donde estuvieron recluidas a las personas secuestradas
. Es gracias a las declaraciones de sobrevivientes que se pudo reconstruir lo que allí sucedía. Emilia es la guía de esa parte del recorrido y le explica a los estudiantes que en el interior de aquellas instalaciones encontrarán una muestra que permite hacer una visita sin necesidad de un guía. Todo lo expuesto es fácilmente desmontable y no modifica la fachada original, permitiendo de esa forma a las autoridades continuar con las investigaciones.



El ex Casino cuenta con un sótano que funcionaba como la oficina del personal de inteligencia y como lugar de tortura. Los detenidos eran interrogados allí y trasladados luego a “Capucha”, el último piso del edificio, dónde permanecían encapuchados y acostados en cuchetas de las cuales no podían salir.
Emilia explica que cada detenido tenía una ficha personal que contenía toda su información y que, según declaraciones de sobrevivientes, durante 1982 fueron destruidas. Además de la sala de detención, hay dos cuartos que funcionaron como lugar de reclusión de las detenidas embarazadas y sala de partos. Se estima que entre 36 y 40 bebés nacieron en aquel lugar, de los cuales sólo 14 fueron recuperados. Los últimos datos que la guía proporciona a los alumnos tienen que ver con “los vuelos de la muerte”, la forma sistemática en que los militares se deshicieron de los cuerpos de los detenidos en el Río de la Plata.


Emilia despide a los alumnos en la puerta trasera del casino en dónde se escuchan aplausos de un acto que celebra los cuatro años de la inauguración de esa muestra. A pesar de eso,
el silencio de los estudiantes es grande y las posibles preguntan que puedan haber quedado en el tintero se esfuman ante la evidencia de los hechos.



Luego de la recorrida, los transeúntes que pasan por al lado de la entrada se perciben como más indiferentes de lo normal. Como si caminaran frente a un monumento de una época pasada. Y es que en verdad es un monumento de una historia que mediante el horror buscó callar a la sociedad argentina. La visita a la ex ESMA es evidencia de que ese plan sistemático no funcionó y que hoy el pueblo argentino continúa gritando NUNCA MÁS.



*Sofía Selasco, estudiante de periodismo, 3er año, ETER.