Juegos Olímpicos de la Juventud 2018

Por Nicolás Lafuente | @nickolafuente
ETER estuvo presente en la mañana de la última jornada de actividad olímpica en el “Green Park” o Parque Verde, sede ubicada en el barrio de Palermo. Las condiciones del clima eran ideales, sin nubes en el cielo y con el sol calentando el ambiente, un gran número de personas pudo disfrutar de un fantástico día al aire libre.

El partido de Beach Volley masculino de Argentina-Hungría fue una de las actividades más aclamadas por el público, ya que definían quién se quedaba con la medalla de bronce. La primera opción para presenciar fue el EE.UU-Noruega en el Beach Volley femenino. Las atletas se midieron para definir la presea de bronce ante un estadio colmado hasta el último recoveco.

El número mayor del público eran jóvenes de distintos colegios del Gran Buenos Aires que, a modo de excursión, asistieron a la última jornada. Con un gran equipo de animación y música, los chicos disfrutaron de una experiencia que seguro no olvidarán por un largo tiempo. Una vez presentadas las atletas en la cancha, el favoritismo se hizo presente en las tribunas. Todo el aliento se los llevaron las chicas noruegas que lograron dar vuelta un partido que, a priori, parecían haberlo perdido tras un sólido arranque del conjunto estadounidense que se adjudicó el primer set. Sin embargo, el equipo nórdico dió el batacazo en los dos restantes sellando una medalla de bronce en su haber, rodeadas del público que en ninguno momento dejó de alentarlas.

Conforme fue avanzando la mañana, el calor se intensificó y el público aprovechó para visitar algunas de las exposiciones que se encontraban instaladas en varios sectores del parque, como el de Toyota en donde exhibía su nuevo auto eléctrico: el Toyota Prius, el escenario donde tocaron numerosas bandas, entre otras opciones. Pero el más visitado y elegido fue la exposición de la FIA (Federación Internacional del Automóvil) sobre un aspecto sumamente importante como lo es la seguridad vial. En ella se podían interactuar con varias actividades, tanto para los más chicos como para los más grandes que querían experimentar por primera vez lo que es la realidad virtual.

La instalación, ubicada a un lado de la pista de ciclismo, presentaba un camino dibujado en el suelo, como si fuese una carretera, en cual te iba llevando por todo el stand. La fila para entrar no era nada corta, ninguno quería perderse la oportunidad de subirse a los simuladores de los Fórmula 1 que se encontraban adentro. Al comienzo las personas podían sacarse fotos con replicas de cascos de algunos pilotos de la máxima categoría, entre ellos: el casco de Michael Schumacher, Juan Manuel Fangio y Ayrton Senna. A medida que la fila avanzaba, algunos padres con sus niños se dieron el lujo de llevarlos a un circuito con autos miniaturas, una opción que más de uno usó para entretener a su hijo.

Por dentro, con la larga cola de personas, había opciones para los más grandes, un puesto de Prueba de Reflejos para ver las reacciones a distintas circunstancias; un simulador con gafas de realidad virtual en donde se podía recorrer virtualmente una carretera esquivando obstáculos; también había una opción en donde con gafas de realidad aumentada se podía caminar por un sendero de conos puestos en el piso en donde se debía esquivar objetos. Sin embargo, el objetivo de todas aquéllas personas que entraron al lugar era uno solo: subir a los simuladores de Fórmula 1. En ella había más filas que en otros lugares, jóvenes de varios colegios esperaban impacientes su turno para poder subirse a uno. Solo había cinco pantallas, y en cada una, el que se subiese solo podía girar un máximo de tres vueltas. Una buena cifra considerando que ninguno podía mantener el auto sobre el asfalto. Cuando se cumplían los giros, al final del stand se obsequiaban pulseras con el logo de la FIA a modo de recuerdo.

*Nicolás Lafuente, estudiante de tercer año de Periodismo Deportivo