“Lo que no podés resolver en un guion es lo que no podés resolver en tu vida”

Por Mariano Cervini
Oscar Tabernise es uno de los guionistas más reconocidos del medio audiovisual. Se movió en todos los terrenos posibles: escribió para teatro, cine y televisión. Autor de recordados éxitos como Poliladron y Poné a Francella, mantuvo una charla con los estudiantes de la carrera de guion. Anécdotas, experiencias y recomendaciones de un personaje de trayectoria.

En el salón de la planta alta de la
Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores) crece la expectativa. Los futuros guionistas se van acomodando. Algunos se saludan entre sí mientras preparan cuadernos y lapiceras. Vinieron a escuchar a Oscar Tabernise, autor multifacético de éxitos que abarcan desde el teatro hasta el cine y la televisión. Oscar decide romper el hielo: "¿Ustedes todos estudian guión?", pregunta. Frente alunánime del auditorio, agrega: “mejor, así entre obsesivos nos entendemos” y genera las primeras risas de la tarde.

El autor explica que las obsesiones son fundamentales porque son las que empujan al autor a escribir.
“Yo lucho contra la profesionalización de mí mismo”, y algunos alumnos se sorprenden frente a esta declaración. Uno levanta la mano y le pide que profundice un poco más en el concepto. Oscar le da el gusto: “cuando tenés que hacer una cosa porque es tu medio de sustento, más en televisión, que a veces escribís un capítulo por día, no tenés mucho tiempo para escribir sobre lo que te pasa a vos. Estás escribiendo desde la técnica, pero te aleja del lado humano personal que toda escritura tiene que tener. Hay que tratar de no alejarse del lado personal de la escritura”, concluye.

Las historias van tomando color y
“Tato” Tabernise, como lo conocen todos en el medio, recuerda que empezó escribiendo teatro: “el teatro tiene un ritmo de escritura mucho más lento que el de la televisión; ni hablar ahora, que es frenético”, dice y por un instante se apagan las luces y el proyector de la sala hace un repaso por algunas de sus trabajos en la pantalla chica: Máximo Corazón, Poné a Francella, Un Cortado, Tal para Cual.

Los géneros son muy diversos: comedias, telenovelas, de todo un poco. Respecto a cómo se encara el trabajo para cada uno de los géneros, Oscar reflexiona:
“Ahora son formatos más industriales, no se proponen programas desde lo autoral. Son ideas de producción y se van perdiendo particularidades. Se plantean productos, y arrancan con la base de que tiene que ser un éxito, entonces copian a otro que tuvo éxito antes y es obvio que no sale nada bueno”.

Un párrafo aparte se lo lleva
Poliladron, el policial bisagra de la televisión argentina del que es co-autor con Adrián Suar. “El origen de Poliladron fue el hambre; Suar, que vivía por el Oeste, un dia atropella a un pibe con su auto y se lo llevan a la comisaría. Ahí conoce a un subcomisario y le surge la idea de hacer un policial. Esa idea , que igualmente no es la obra, fue potente: que una mujer policía se enamore de un ladrón; logramos adaptarla bien”.

La tarde se convierte en noche tan pronto que nadie se da cuenta. Al final Tato deja una recomendación para todos los que están empezando el oficio.
“Hay muchos que sueñan con ser autores, porque tienen grandes ideas, pero no las escriben”. Ese consejo final que lo amplía para todos los presentes: “escribir, escribir y escribir: si vos tenés bien claro cuál es tu objetivo que es vivir de la escritura, nunca te lo saques de la cabeza, no te dejes desanimar y de intentarlo, pero siempre escribiendo”. Los aplausos cierran una charla que, de tan buena, parece guionada.

@marianocervini